sábado, 5 de noviembre de 2011

LA TAREA DEL CAMBIO
Rafael Bello
   
   Por la hendija penetra el sol cuando todavía las luces opacas entre las redes de cables torcidos de los callejones, por donde transita el habitante que anhela oportunidades para vivir como Dios manda. Es una realidad más allá de los convencionalismos y hasta de las buenas intenciones. Pero es una cruda realidad del venezolano de los sectores populares. De los ausentes de la riqueza, pero las víctimas del olvido.
   A la gente es hacia donde debe ir la grandeza de espíritu y la vocación de servicio de los dirigentes políticos. Allí, por esas hendijas también se mira el cielo y se invoca a Dios en búsqueda de algo más que ruegos... fortaleza. Fortaleza para sobrevivir.
  Entonces hay una tarea impostergable y es, precisamente, soluciones. Es eso más que cualquier otra cosa. Soluciones para hacer posible y vivible la vida de los que nada tienen. De ese contingente humano con muchas, pero muchas necesidades de todo. Y ellos son nada más y nada menos, que las víctimas de la barbarie, de la locura de todos estos años donde no hay cálculo para la estimación real del despilfarro, del asalto inaudito contra el tesoro de la nación. 
   Y el sufrimiento está allí entre los marginados de todo, menos de la violencia. Ante este panorama desolador hay que actuar.
    Entonces, la palabra cambio dice mucho cuando hay buenas intenciones. Así debe ser ante tanto dolor del pueblo venezolano.      
      

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